Monday, February 08, 2010

Ucrania mira a Moscú.

EL PRESIDENTE ELECTO HABLA RUSO

Con más del 98% de los votos escrutados Yanukovich se proclama Presidente


Con una diferencia mínima, un 48.59% frente a un 45.82%, el candidato opositor, Viktor Yanukovich, se proclamó vencedor en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales ucranianas. El más del 10% de diferencia que lograse en la primera vuelta se ha volatilizado, presumiblemente al recibir Yulia Timoshenko los votos de los candidatos liberales eliminados en la primera vuelta.

Yanukovich felicitó a sus conciudadanos por haber tenido la sabia determinación de elegirlo como su presidente, y lo hizo en ruso, superada ya la necesidad imperiosa de comunicarse en ucraniano (un idioma que no es su lengua materna y que ha aprendido para poder estar vivo en política) : “La gente ha querido el cambio y creo que estas elecciones han sido el primer paso hacia la unificación del país”.

Para celebrar la victoria, y también para contrarrestar una posible movilización de los “naranjas”, los seguidores de Yanukovich, muchos de ellos venidos desde las provincias del este expresamente para este momento, se concentraron frente a la Comisión Central Electoral para exigir un reconocimiento del presidente virtual. Entre los eslóganes más repetidos se encontraba un satírico “Yulia, basta de histerias”.

Yulia Timoshenko, que lleva toda la semana de disgusto en disgusto, se negó ha aceptar su derrota, aseugando que es “demasiado pronto” para proclamar un vencedor, ya que piensa “luchar por cada voto fraudulento.

Pero por más que brame la primera ministra las elecciones han sido calificadas por los observadores internacionales de la OSCE como “transparentes y honestas”, su presidente, Joao Soares. , remarcó que “ha sido una gran demostración de democracia, una victoria para todo el mundo en Ucrania" y finalizó con un golpe directo a la estrategia del partido BIUT, de Timoshenko, atrincherado en denunciar lo fraudulento de las elecciones :"Es hora de que los dirigentes políticos del país escúchenle veredicto del pueblo y faciliten una transición de poder pacífica y constructiva". Los observadores de la Comunidad de Estados Independientes ( CEI ) aseguraron en un comunicado que “la campaña electoral y la votación, a pesar de algunas deficiencias, respondieron a los criterios de comicios libres y auténticos celebrados por sufragio universal, igual y secreto".

Con la bendición de la comunidad internacional, La Comisión Central Electoral reconoce la victoria del Partido de las Regiones en cuanto al escrutinio actual, pero, en previsión de el recurso de apelación de Yulia Timoshenko y el recuento de los votos de los ucranianos en el extranjero, la Comisión prefiere curarse en salud, así, su presidente Vladimir Shapoval adviertió que está “convencido de que ahora hasta el 17 de febrero, tal y como lo estipula la legislación, CEC anunciará los resultados electorales". Aún así, con menos del 2 por ciento sin escrutar la Victoria de Viktor Yanukovich es inamovible.

Para celebrar la victoria, y también para contrarrestar una posible movilización de los “naranjas”, los seguidores de Yanukovich, muchos de ellos venidos desde las provincias del este expresamente para este momento, se concentraron frente a la Comisión Central Electoral para exigir un reconocimiento del presidente virtual. Entre los eslóganes más repetidos se encontraba un satírico “Yulia, basta de histerias”.



MOSCÚ TACHA UN NOMBRE DE LA LISTA.

Neutralizada Ucrania, Rusia puede concentrarse en la revoltosa Georgia.

El año 2005 trajo de cabeza a Putin, Ucrania, Georgia… conatos de democracia en Bielorrusia, Azerbaiyán…todo el patio trasero se le descontrolaba, pedían alejarse del “Gran Hermano”, independencia, democracia, libre mercado….un mareo, vamos. Pero el Kremlin no perdió los nervios, jugó la baza del gas con Bielorrusia y Ucrania. La primera cayó rápido, Lukachenko no quería que por aparentar un nacionalismo que no sentía le fuese a subir la factura del gas. Ucrania necesitó dos inviernos de pasar frío y los propios ciudadanos prepararon el trono para el monarca destronado. Con Georgia la cosa pintaba complicada, pero los arrebatos guerreros de su presidente Saakashvili, se lo pusieron en bandeja a Moscú. Cuando Tbilisi quiso recuperar por la fue

rza sus legítimas provincias Abjasia y Osetia del Sur, Putin lo vió claro, un puñetazo en la mesa y todo volvió al orden, amén de que el pueblo georgiano dio la espalda a su presidente, que se unde en las encuestas y caerá, maduro, en las próximas elecciones. Plan Maestro.

En el tema que nos ocupa, la vuelta a redil de la díscola Ucrania, cabe esperar que en el momento que Yanukovich pise la Rada como presidente, las relaciones Kiev-Moscú comiencen a mejorar notablemente. Quizás vengan acompañadas de créditos rusos para rescatar la economía ucraniana, así como de concesiones y licencias a empresas rusas para que se encarguen de los negocios ucranianos, especialmente en lo tocante al gas y su transporte a los clientes europeos de Gazprom, tema espinosos durante los años de gobierno “naranja”. Es de esperar que , mas temprano qu

e tarde, Kiev admina que ya no tiene tanta prisa en desalojar a las tropas rusas de Sebastopol, y quizás entonces, así como por arte de magia, Rusia conceda ayudas destinadas a rescatar la moneda local, la grivna, que ha perdido durante 2009 el 60% de su valor.


Yulia Timoshenko se queda sola en su Cruzada.

Su negativa a aceptar los resultados palidece ante la aprobación de la OSCE.



Con el 98,95% de los votos escrutados Yulia Timoshenko, que ha obtenido el 45,73%

de los sufragios, n

o tiene ya posibilidades de convertirse en la nueva presidenta ucraniana. A Viktor Yanukovich, que ha obtenido el 48.68% le vale con esa pequeña ventaja, un 2,95%, para proclamarse legítimo presidente electo.

El resultado fue avalado por la OSCE, que en la tarde del lunes declaró que la "votación fue profesional, transparente y honesta”. Heidi Tagliavini, una de las máximas dirigentes de la misión de observadores internacionales, aseguró que las elecciones "estuvieron bien organizadas y fueron realmente competitivas".

Con estas premisas los simpatizantes del candidato opositor se plantaron, desde el medio día del lunes, frente a la Comisión Central Electoral para celebrar la victoria frente a la primera ministra, que sigue sin reconocer su derrota, y parece dispuesta a todo antes que felicitar a Yanukov

ich por su victoria, pese a que las denuncias de fraude han quedado desestimadas desde primera hora del lunes. Los manifestantes, vestidos con petos azules y armados con banderas de Ucrania en las que se leía “Yanukovich 2010 nuestro presidente” no buscaban confrontación con los partidarios de la política “naranja”, que no aparecieron por ningún lado. Vika , de 39 años, y su hija adolescente no tomaban parte en las celebraciones, sólo miraban con indiferencia al gentío. Vika asegura que no es posible una nueva “revolución naranja”, ya que “la anterior no trajo nada positivo, y la gente está cansada”

Timoshenko ya anunció el pasado jueves que cualquier resultado que no le diese a ella la victoria sería contestado ante los tribunales por sus abogados y en la calle por multitudes. Posiblemente las elecciones serán recurridas, pero en las calles de Kiev, quitando las 5000 personas que, a 11 grados bajo cero coreaban al presidente electo, no había nada de excepcio

nal. Aun así Timoshenko no se rinde, y por el momento ha conseguido que la Comisión Electoral Central se abstenga de declarar públicamente nada hasta dentro de 10 días, en espera de las alegaciones ante la corte suprema. Aliona, redactora de la publicación de Sebastopol “Barricada” se lamenta de que” en Ucrania se ganen las elecciones en los tribunales, y no en las urnas”.

El nuevo presidente tendrá que lidiar con un país profundamente div

idido Gobernar para el noroeste del país, que le es hostil a él y a sus políticas de contención de Moscú, no será fácil, más aún cuando la bipolaridad del poder, Presidente-primer ministro, cae en espirales de enfrentamientos, torpedeando el ejercicio del poder, precisamente lo que terminó por hundir la malograda “revolución naranja”.





LOS UCRANIANOS QUIEREN UN SALARIO DIGNO Y MENOS BUROCRACIA.

“Papá, papá, ¿qué son estos falsificadores de los que habla la tele?, Los que no votamos a Yulia, hijo mío.” Este es el chiste con el que abre la revista satírica ucraniana “Korespondient”, que refleja la sensación que tienen, tras una tensa campaña electoral, los ucranianos.

En un vagón de metro, abarrotado, en dirección al centro de Kiev desde el extrarradio, Dima, un joven programador de 25 años me explica que desde que la crisis eclosionara en el país en los vagones del suburbano se han multiplicado por diez los anuncios, diminutos papeles pegados con celo en las puertas y ventanas, que ofrecen tele trabajo. Dima trabaja “en negro”, como “todos en este país”, y va a votar por Yanukovich, pese a su turbio pasado y su nulo magnetismo personal, Timoshenko ya “nos ha demostrado lo que vale”. Cuando salimos del vagón Dima se pone serio “no entiendo por que siempre ponemos a un Freak al frente de nuestro gobierno”, yo me río, pero no era un chiste.

En los pasillos del metro las ancianas que venden los productos recolectados en sus “dachas” (casas de campo), comparten lugar con comerciantes de los más variopinto, sin duda, el limonero de metro y medio que ofrece un paisano junto a las escaleras mecánicas se lleva el premio de la mañana. Entre el ir y venir de gente en los pasillos, muy animados este fin de semana pese a que los 5º en el interior no permiten quitarse el gorro, guates, bufanda, capucha y abrigo, Tanya, una funcionaria de Kiev, se detiene a hablar conmigo. Votará por Timoshenko, y confía en que “pueda mejorar las relaciones con Rusia”, al fin y al cabo “somos como hermanos”. Sin duda, para los ucranianos, este es un tema fundamental, y es lo que explica “el rotundo fracaso” de Viktor Yuschenko.

En un restaurante “bistro” (comida rápida Rusky-style) Lili celebra su 20 cumpleaños junto a sus padres y su mejor amiga. Es la primera vez que puede votar, lo hará, pero votará en blanco. “los dos son lo mismo”. Sus padres no piensan votar, mientras la amiga de Lili, Margarita, también de 20 años, votará por Timoshenko, “ella no me gusta, pero él es un impresentable”.

Dimitry, un roquero de pelo largo y perilla cuidada, espera a su novia con una rosa roja en la mano en la plaza “Maidan”, en pleno centro y a 13 grados bajo cero. El votará por Yanukovich, aunque confiesa que sin “mucha alegría”. Él le pide al nuevo ejecutivo “un mejor salario” y, sobre todo, que se “elimine la burocracia para los negocios.” Dimitry y su padre intentaron abrir una tienda de muebles, se rindieron ante la maquinaria burocrática, que en este país se divide en dos” la local, controlada por Yanukovich, y la nacional, controlada por el gobierno central”. Me cuenta Dimitry que para abrir un negocio hay que pasar, y sobornar, hasta por cinco agencias estatales diferentes, que se superponen, peleándose por las competencias.

También votará por Yanukovich Nikolay Borishov, un jubilado de 71 años, que desea que el nuevo gobierno de “un giro hacia Rusia”. “Tenemos una historia difícil, sangrienta, pero ahora es ahora” dice, mientras me mira con un solo ojo abierto, azul, firme y seguro de si mismo. Para salir de la crisis Nikolay apuesta “por mejorar las infraestructuras energéticas, de la mano de Rusia” y, lo primero, “acabar con la corrupción”.

Kiev está de fin de semana, la nieve se amontona en los arcenes y caminar es todo menos sencillo. En uno de los numerosos parques de la ciudad, “Park Bladimirskaya”, desde el que se divisa toda la ciudad y el río Dineper, totalmente congelado (y sobre el cual la gente patina en esta soleada mañana) hablo con tres jóvenes que salen de un oficio religioso, Aliona, Marina y Valentin. Aliona está deseando hablar en inglés, se nota por que no me deja hablar en ruso. Ellos confían en que en “unos 25 años Ucrania y Rusia vuelvan a ser una nación” ya que el sueño de Timoshenko, de entrar en la UE “es imposible”. Luzmila y Andrey, un matrimonio de 50 años nos escuchan e intervienen sin miedo en la conversación. Andrey asegura que “hay que re nacionalizar las empresas” controlar los precios y centrarse en la economía. “Ya está bien de tanta política”.